Investigadores de la Universidad de Melbourne, han combinado los principios del diseño y de la psicología para crear un tipo de fuente que ayudará a los estudiantes a recordar lo que leen.
La fuente se llama Sans Forgetica; es un pequeño juego de palabras entre Comic Sans, Helvética y la idea de olvidar («forget” en inglés). Cuenta con una curvatura de siete grados hacia la izquierda y huecos en cada una de las letras.
En teoría, la complicación en la lectura ayudará a la memoria. Estos huecos harían mucho más difícil entender los textos escritos en ella y forzaría al cerebro a trabajar; por lo que el mismo descifrado del mensaje ayudaría en el proceso de memorizar.
Jo Peryman, directiva de la RMIT University’s Behavioural Business Lab, comenta que esta fuente, se basa en un principio llamado dificultad deseada. Es decir, una obstrucción o impedimento se añade al proceso de aprendizaje para promover procesamientos cognitivos más profundos; lo que resultaría en una mejor retención de la información en la memoria.
Frente a un conjunto de caracteres que no nos resultan familiares, la mente busca completar las formas. Esto ralentiza el proceso y hace que, al pasar más tiempo en cada palabra, el cerebro tenga más oportunidades para conectar con estos procesos cognitivos más profundos; lo que mejora notablemente la memorización de datos.
Las fuentes típicas como Arial o Verdana, nos son tan familiares que sólo les echamos un vistazo rápido; por eso no se crean procesos de retención en la memoria. Por otra parte, si una fuente es muy diferente, nuestros cerebros no son capaces de procesarla y tampoco se crea ningún proceso de memoria, explica Janneke Bliglevens, una de las fundadoras del laboratorio
El equipo, diseñó tres fuentes para hacer un testeo. Cada una de ellas más rota y con más espacios; más tarde las testaron con 100 estudiantes.
Los resultados mostraron que Sans Forgetica, era la más efectiva mejorando la cantidad de texto que los participantes lograban recordar con un incremento del 7%.
La fuente, se diseñó en un principio para adolescentes, porque suelen tener una carga de información mayor para ser memorizada. Más tarde se encontró útil para el aprendizaje de idiomas y aquellos ancianos que experimenten pérdidas de memoria.